Wednesday, December 5, 2012

I PASANTIA HOSPITALARIA

13 de junio, 2012



El miércoles de tarde tuve mi primera experiencia trabajando en un hospital publico.  Como parte de mi entrenamiento para la licenciatura en enfermería, nos tocó hacer una rotación por el Hospital Materno-Infantil de San Pablo (en la cercanía del Shopping Multiplaza).  Mi horario de trabajo era desde las 13hs hasta las 19hs.

Me ofreci de chofer contratada para mi grupo de pasantía, ya que eramos 4 las que veníamos de Itacurubi.  Llegamos con buen tiempo al hospital y compramos algo pequeño para almorzar.  Cuando llegó nuestra supervisora, la acompañamos por un laberinto de pasillos hasta llegar al puesto de enfermería.  Pero que laberinto!  Al pasar por estos pasillos sentí una leve violación a mis ojitos y a mi corazoncito inocente.  No soy cualquier ingenua.  Entiendo el espacio gris que separa lo negro y lo blanco.  Entiendo que en un mundo de ricos, irrefutablemente existe también el pobre.  Sin embargo, creo que mis esquemas conceptuales jamás tuvieron en cuenta lo que llegue a conocer en este hospital publico.  Les recuerdo que estoy en camino con mi grupo al sector que yo considero el mas sagrado de un hospital materno-infantil: el santuario donde se reciben nuevas vidas – Partos y Puerperio. 

Era un dia de muchísima lluvia y los techos en los pasillos goteaban.  Frente a mi, a cada metro había un charco que tenía que esquivar para no resbalarme.  Las paredes!  Si alzaras tus manos y juntaras las puntas de tus dedos formando una O, podrías crear una imagen física del tamaño de los espacios de moho que crecían por las paredes.  Asquerosos círculos negros, llenos de enfermedad, esporos y humedad cubrían las paredes del pasillo.  El aire tenía olor ha guardado – pesado y estático.  Me convencí que estábamos tomando un atajo para evitar mojarnos por el diluvio que caía afuera.  Sin embargo, en el momento menos esperado se detuvo la supervisora y nos mostró un baño para cambiarnos la ropa.  Llegamos.

Al llegar al puesto de enfermería de la sección de puerperio, se nos delegó un paciente a cada una del grupo.  Como la única del grupo en carrera de licenciatura (las otras son del programa de técnico), se me otorgó el privilegio de atender a la paciente mas complicada.  Mi paciente era una mujer cesareada, internada hace 5 dias, con una infección no-especifica, tratada con triple antibióticos. No tardó mucho y se fue de alta mi paciente. Me quedé sin trabajo a temprana hora de mi hora turno.

Le pedí el favor a mi supervisora si me podía dar algo mas para hacer. Faltaban 4 horas del dia y yo no podia quedarme inactiva por tanto tiempo. Me hizo el favor de llamar a otro departamento para ver si podría pasarme allá.  En poco tiempo me acompaño a la seccion de admisiones, Esta seccion de admision es para mujeres que creen que estan entrando en trabajo de parto o si sienten alguna urgencia ginecologica.  Me mostró el papeleo y me dejó.  

Entra la primera paciente. (Recuerdan mis ojitos inocentes?) Una jovencita de 16 años entra como una cara larga y triste. Hace una día tiene sangrado y esta preocupada por su bebe. 16 años! Le tomé los signos vitales, deduciendo que estaba de mas o menos 8 semanas de embarazo. Le ubique en una camilla y le llamé al doctor de guardia.  El la revisó y la mandó a ecografia para determinar la causa del sangrado. Se retiró la nena. Lo que me llamó mas la atencion en el transcurso de la examinacion de la jovencita fue la actitud del doctor. No se sintió ni un gramo de simpatía y respeto. Cada comentario tenía doble significado. "Segura que no fuiste violada?" - preguntó el doctor. "y donde está tu mamá?" - siguió el doctor, presionando por una respuesta satisfactoria. 

Mi inclinación era otra... Que valor que  mostró esta niña al entrar al servicio para que la examinemos! Ella sabe cuantos años tiene. Ella sabe que no tiene que estar teniendo relaciones con su novio. Ella sabe que metió bien la pata quedando embarazada. Pero a pesar de toda esa verguenza, ella igual vino para cuidar de su embarazo. Los otros no vieron eso - los 3 doctores de guardia y la enfermera que me acompañaba. Ni una palabra de ánimo para la niña. Chao! 

y así entraban las mujeres en Admisión. Hay mas historias. Siempre hay historias. Al final intento describir bien lo que sentí y sinceramente no estoy segura. Hay tantas emociones: desesperacion, empatia, verguenza, deseo por hacer mas, tristeza, etc. etc etc. Hay tan poco amor y respeto por la dignidad de estas pobres personas. Que clase de instituciones tiene nuestro gobierno paraguayo que uno tenga que decidir si entrar a "cuidarse" o no en su servicio. Yo no me confiaria!!! Y bueno... seguira para la contemplacion de otro dia cuando se decida el significado de la vida, y otras preguntas  que realmente no tienen respuesta....

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